– La Naturaleza: (el Madrid confinado 12) Por el Monte de El Pardo – Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares (El Pardo / Madrid)
– La Comida: Restaurante Tang (José Bielsa, 3 (esquina con Nicolás Sánchez) – Madrid)
– La Música: Federico Casagrande
Bot´s intro
Mis clases de guitarra eléctrica, armonía y análisis armónico, presenciales y online, me mantienen en sitios cerrados mucho tiempo y necesito reencontrarme con la naturaleza y los espacios abiertos.
La guitarra, la música, los combos, el ordenador, los talleres, etc… Todo ello requiere concentración, reflexión y pantallas, muchas pantallas.
Por eso, en cuanto surge la ocasión aparco mis clases de guitarra eléctrica en Lavapiés, mis clases de armonía y análisis armónico y me sumerjo en mi otra pasión: el senderismo.
Pero la guitarra y la música viajan conmigo gracias a los intérpretes que me acompañan en mi deambular por los senderos de nuestro país.
Más info:
https://profesordeguitarraelectrica.com
La Naturaleza
Una mañana de primavera, gris y algo fría, tomamos por la M-30 y enlazamos con la M-605 hacia El Pardo.
Dejamos el coche en el parking junto al club Somontes y cogimos el primer camino que encontramos nada más cruzar la carretera.
Fue echar a andar y empezó a llover, no en exceso pero ya no paró en ningún momento.
El suelo del monte de El Pardo, aunque absorbe muy bien el agua, estaba bastante empapado porque durante la semana había llovido prácticamente todos los días.
Eso hacía que, aunque no hubiera demasiado barro, tuviéramos que prestar atención porque en varios puntos resbalaba bastante.
El monte de El Pardo, sin ser nada exigente, sí que tiene algunas pendientes bastante pronunciadas. Con el suelo seco no es un problema pero con barro se convierten en una trampa que puede dar algún susto.
No teníamos ningún rumbo, solo se trataba de deambular por la naturaleza, quitarse la mascarilla y respirar el excelente aire del norte de Madrid.
Muchos troncos estaban cubiertos de líquenes lo que indica que, efectivamente, la calidad del aire es magnífica.
El monte estaba precioso, con unos verdes intensos y los tonos oscuros de las encinas que se magnificaban por la especial luz de este día gris.
Absolutamente todo estaba cubierto de hierbas y plantas bajas y un buen número de arbustos floridos… ¡Un espectáculo!
Eso sí, se apreciaban los destrozos de Filomena por doquier y en un punto había tres o cuatro enormes apilamientos de troncos y ramas a la espera de algún camión de los servicios forestales.
En el momento que se pierde el murmullo de la carretera se aprecia el sonido de la naturaleza: el agua, los animales, las pisadas, las hojas, etc. Siempre es un placer sumergirse en ello.
La luz del día, y un poco de bruma, también ayudaban a dar un toque fantasmagórico a algunas zonas que cruzamos.
En nuestro deambular llegamos hasta las vías del tren y buscamos cómo cruzar, pero lo inestable del firme y las constantes subidas y bajadas nos hicieron desistir.
Es un ecosistema muy interesante y con un nivel de conservación absolutamente ejemplar para ser un bosque junto a una capital contaminada y ruidosa.
Merece la pena echarle un ojo a la información que aparece en este enlace, tiene bastantes cosas curiosas respecto de su historia, su flora y su fauna:
http://elpardo.es/monte-de-el-pardo/
Empapados pero felices nos volvimos al coche, pusimos la calefacción y nos fuimos a comer.
La Comida
A la vuelta de El Pardo, domingo como era, lo de dejar el coche se convirtió en la pesadilla habitual.
Nuestra intención era ir al Eat Is Wok… del que ya os hablé en esta entrada:
Pero fue imposible dejar el coche en ningún sitio cercano a la zona de Lavapiés/Embajadores.
Nos dirigimos hacia Legazpi para ver si podíamos recalar en algún local de la zona… Imposible también.
Desde allí, cruzando el puente, nos fuimos hacia Usera con la intención de buscar un restaurante chino.
Conseguimos un sitio de casualidad y, bajo la lluvia que había empezado a arreciar, comenzamos a buscar un pequeño restaurante en el que comimos poco antes de iniciarse la pandemia.
Deambulamos, esta vez, por el barrio chino de Usera.
Toda la zona que baja hacia Dolores Barranco y más allá se ha convertido en territorio chino, chino. No hay rótulos en español y prácticamente no ves occidentales por la calle.
De la misma manera casual como encontramos el hueco para aparcar encontramos el restaurante.
El restaurante Tang es un local pequeño aunque no agobiante. No es el típico restaurante con colorines, bambúes y plásticos con ideogramas chinos.
Es un local sencillo y limpio (con unos aseos bien limpios y cuidados) en el que es prácticamente imposible encontrar occidentales.
Claramente es un local creado para dar de comer a los trabajadores de la zona.
El único que habla un poco de español es el encargado/dueño. El resto hablan el mismo español que yo el chino.
Tienen un sistema de pequeños platos ya preparados que es el que utilizan los chinos que aparecen por allí.
Para nosotros “los blancos” tienen una carta y un menú… ¡Algún día nos atreveremos con los platos pequeños para chinos!
Pedimos tallarines fritos con soja, pato asado, costillas de cerdo y empanadillas a la plancha.
La factura es sencilla pero excelente. Todo rico y bien cocinado. A destacar el pato y las empanadillas aunque, desde luego, el resto no desmerecía ni mucho menos.
Ya que lo tenemos ubicado volveremos a por más… de lo que comen los chinos.
La Música
Federico Casagrande es un guitarrista italiano, de Treviso, residente en París.
Estudió guitarra clásica en Italia y luego se trasladó a Berklee (Boston), donde estudió guitarra eléctrica y se graduó, summa cum laude, en 2006.
En 2007 ganó el primer premio, en el Gibson Montreux Jazz Festival Guitar Competition, con George Benson como presidente del jurado.
Tiene ya 11 discos como líder o colíder y ha tocado prácticamente en todo el mundo.
Aun siendo un perfecto conocedor del lenguaje del jazz clásico, ha desarrollado una idea estética bastante personal e interesante que contiene un cierto carácter ambient… por sus texturas y su forma de utilizar la electrónica aplicada al instrumento.
Es un instrumentista, excelente, muy personal y un compositor interesante. Tiene una técnica pulcra y muy desarrollada en ambas manos.
Como solista posee un lenguaje muy europeo cercano a los elementos de fusión del jazz con otras estéticas: contemporáneo, folclore.
Es un músico muy activo en la escena francesa y parisina en particular.
En el vídeo le vemos acompañado por dos instrumentistas de primera línea mundial: Joe Sanders (contrabajo) y Ziv Ravitz (batería).
¡GRACIAS POR ESTAR AHÍ!